viernes, 29 de mayo de 2009

***AMORES FELICES***


Las personas que se sienten felices con sus cónyuges o parejas tienen menos problemas para dormir que las solteras, y su corazón "sufre menos" porque experimentan una menor presión arterial.
En una época en que en muchos países occidentales arrecian los divorcios y rupturas de pareja, los estudios médicos aportan algunas buenas razones para pensárselo dos veces antes de dar el difícil paso de acabar definitivamente con una unión sentimental, y regresar a una nueva etapa de soltería.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Pittsburg, en Estados Unidos, ha encontrado que las mujeres que son felices con sus parejas tienen menos problemas para dormir que aquellas que no mantienen una relación estable.
Las preocupaciones económicas, el consumo de alcohol y cafeína y la constancia en las relaciones sexuales, así como los síntomas depresivos, los problemas laborales, los niños y la medicación, no parecen influir tanto como la felicidad conyugal, cuando se trata de lograr las ansiadas y recomendadas ocho horas diarias de sueño.
"Las mujeres felizmente casadas se quejan menos de alteraciones en el sueño, entre las cuales se incluyen las dificultades para dormirse, los despertares durante la noche o muy temprano por la mañana y un sueño inquieto, si se las compara con aquellas que gozan de una menor felicidad conyugal", señala la profesora de Psiquiatría Wendy Troxel, que ha dirigido la investigación.
Para llegar a estas conclusiones e investigar la relación entre la felicidad matrimonial y la calidad del sueño los investigadores de Pittsburg entrevistaron a 1.938 mujeres de entre 42 y 52 años, de siete de grandes ciudades estadounidenses.
Además, según otro estudio americano, en este caso de la Universidad Brigham Young, en Utah, las personas felizmente casadas tienen una presión arterial inferior a la que experimentan los individuos casados e infelices o que viven en soltería.
"Al parecer, el matrimonio conlleva algunos beneficios de salud exclusivos, aunque lo que más la protege es tener un matrimonio feliz", señaló la autora del estudio, la psicóloga Julianne Holt-Lunstad, especializada en relaciones y salud.
Este descubrimiento tiene su importancia, porque se sabe que las personas cuya presión arterial permanece alta durante el período nocturno, tienen un riesgo mayor de sufrir problemas cardiovasculares que aquellas cuya presión arterial se reduce de noche, ha valorado la doctora Holt-Lunstad.
Rocío Gaia

**EL OLOR DE UN HOMBRE Y UNA MUJER***


Las mujeres huelen a cebolla y uvas, mientras que los hombres desprenden una aroma similar al del queso. Según una reciente investigación efectuada en Suiza, los olores corporales no son sólo un asunto relacionado con los desodorantes; también juegan un papel decisivo en las relaciones humanas, la seducción y la atracción o rechazo sexual.
El estudio de la compañía Firmenich, en el que han participado varios otorrinolaringólogos, ha comprobado que el sudor femenino posee gran cantidad de un compuesto inodoro que contiene azufre y que, al mezclarse con una bacteria que suele encontrarse en las axilas, se convierte en otro compuesto que huele a cebolla.
Los varones, por su parte, producen una mezcla de compuestos diferente, entre los que destaca un ácido que despide un aroma acre parecido al del queso, cuando entra en contacto con las enzimas que producen las bacterias de la axila.
No obstante, algunos científicos opinan que el experimento de Firmenich no daría el mismo resultado si se efectuara en otros países, ya que la producción de estos compuestos olorosos puede depender de factores que varían, como la dieta o los genes.
Otra investigación reciente, realizada en la estadounidense Universidad de Rice, en Houston (Texas), demuestra que el sudor humano no sólo es una cuestión de desodorantes, sino que puede transmitir una gran variedad de significados.
Según este trabajo, el cerebro de la mujer es capaz de descifrar el código de los distintos olores del sudor masculino, incluido el sexual, y existen varias áreas cerebrales relacionadas con el proceso emocional que incluye la información olfativa.
El estudio dirigido por la profesora Denise Chen ha confirmado que los cerebros femeninos son capaces de "procesar y codificar" el sudor sexual de los hombres.
Así comprobaron que en la interpretación de los olores participan varias partes del cerebro: la región fungiforme derecha, la orbifrontal derecha y la parte derecha del hipotálamo, una zona que está vinculada a la motivación y al comportamiento sexual.
Rocío Gaia.